De la carta de amor
al sticker
Los focos se encienden iluminando el sofá rojo. En medio del silencio se escuchan unos pasos. Unos tacones toman asiento. “No me gusta cómo está cambiando la comunicación, mis hijas tienen conversaciones vacías a la cara, pero luego por WhatsApp son MEJAS (mejores amigas)”, dice Ana, de 47 años, madre de dos niñas de 12 y 15 años.
Vistiendo una sudadera azul y calzando unas deportivas José María se recoloca las gafas. Su pelo gris, por los 65 años que tiene, brilla bajo los focos. “Se está perdiendo eso de mirar a la cara”, lamenta.
Eric, de 19 años, se atusa el flequillo. “En Instagram tengo 1.130 seguidores y amigos reales 3”, explica con una sonrisa tímida. “Te crees que tienes muchos amigos, pero al final te sientes solo”, comenta Marta, de 22 años.
Ya no se escriben cartas de amor, ya nadie pregunta si alguien tiene un boli porque no los usamos, ya no empleamos los folios en blanco ni para dibujar garabatos.
Juan Carlos, de 60 años, abre una caja de madera, una de esas que antes se usaban en las bodas y que venían repletas de puros. En su interior hay numerosas hojas amarilleadas por los años. Sus manos recorren las letras que pueblan los folios. En su rostro se dibuja una sonrisa y los ojos, ocultos tras sus gafas, brillan. “Esta me la escribió mi hermano pequeño cuando yo estaba en la mili, me pide que le conteste”, dice sonriendo. “Es que era un poco despistado”, añade.
Deja la carta al lado de la caja y continúa buscando en su interior. Se ríe. “Pues sí que era despistado”, bromea. “Esta era de mi padre y estaba muy enfadado porque hacía 2 meses que no sabían nada de mí”, explica Juan Carlos, mientras señala una caligrafía inclinada. Su sonrisa se ensancha al leer las líneas de una carta: “Hola, monstruito”, dice en voz alta, “esta me la escribió mi entonces novia y ahora mujer en agosto de 1984”.
"Esta carta me la escribió mi novia en agosto de 1984", dice
Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, 7 de cada 10 hogares aseguraron no haber recibido ninguna carta personal este año, pero cada día se envían 60 millones de WhatsApp con sus respectivos stickers (pegatinas con frases o caras), a pesar de que varios informes avisan de la relación que existe entre la depresión en los jóvenes y el abuso de internet.
Las nuevas tecnologías han tenido un profundo impacto en la sociedad; en 2008 el 60% de la población mundial tenía un teléfono móvil. Según Cisco Systems, empresa dedicada a la fabricación, venta, mantenimiento y consultoría de equipos de telecomunicaciones, en 2020 el 88% de los españoles, lo que supone 40,8 millones, tendrán una cuenta en una red social. Se pasan 50 días al año mirando internet, lo que se traduce en una media de 2 horas y 34 minutos al día.
Se pasan 50 días al año mirando internet
Las redes sociales también son comunicación interpersonal directa, según Guillermo Fouce. Aunque, aclara que, dependiendo de qué red social se emplee, la comunicación será más o menos directa. Esto depende del grado de similitud que tenga con la comunicación cara cara; por lo tanto, las videollamadas tienen mayor relación con la comunicación interpersonal directa que el WhatsApp y este es más directo que Instagram.
Amor en tiempos de redes
“Hago bastante uso de las redes para ligar, sobre todo de Instagram: que si un like tontorrón, que si te contesto a una historia; aunque también he usado Tinder”, explica Celia de 22 años; “Yo ligo por me gustas”, aclara Patricia de 23; “o subiendo fotos para que las vea esa persona”, añade Marta de 22.
“Yo conocí a mi novio a través de la aplicación de Azar, es como un Tinder, pero con videollamadas”, dice Marian de 18 años y añade: “Esta ha sido mi relación más larga y llevamos unos cuantos meses”. Por otro lado, Eric, de la misma edad, comienza a reírse: “Mi relación más larga ha sido de un mes, que fue bonito, sí, pero un mes”, explica aún riendo, “le conocí por Instagram, me contestó a una historia”, aclara.
"Hago bastante uso de las redes para ligar", dice Celia
Las tecnologías de la Comunicación no solo cambian las conversaciones sino la forma en la que las personas crean los lazos personales, como se puede ver en el estudio de los sociólogos Michael Rosenfeld, Sonia Hause y Reuben Thomas, en el cual demuestran que el 39% de las parejas heterosexuales y el 60% de las homosexuales se conocieron gracias a Internet en 2017.
Sin embargo, generaciones como la del Baby Boom o la Posguerra no tenían las redes sociales para encontrar el amor. José María, de 65 años, confiesa que conoció a su mujer en un Vips. “Llevamos 35 años juntos”, explica; Juan Carlos, de la misma generación, recuerda cómo le pidió un beso a una chica por la calle, la cual se negó porque él tenía barba y cómo esa misma chica, después de 11 años de noviazgo, se convirtió en su mujer. “Al final acabó besándome y llevamos 27 años casados”, dice sonriendo.
Ana de 47 años conoció a su marido con 19, la invitó a tomar algo en una discoteca “y desde entonces no nos hemos separado”, añade.
"Al final acabó besándome y llevamos 27 años casados",dice Juan Carlos
¿Es que antes las relaciones duraban más? Según el psicólogo Guillermo Fouce el problema que supone internet en las relaciones es que las banaliza. “Se crean lazos superficiales que te hacen pensar que estás cubriendo una necesidad de afecto, pero realmente te sientes vacío”, explica.
Amistad en tiempos de redes
“En Instagram tengo 1.005 seguidores, y amigos reales pocos, los cuento con la mano”, explica Patricia de 23 años. Todos los miembros de la Generación Z saben el número exacto de seguidores que tienen en redes sociales. “Te crees que tienes muchos amigos, pero detrás de la pantalla es muy distinto”, aclara Marta. Sin embargo, Pablo, de la Generación de la Posguerra, no está seguro del número de personas que le siguen en Facebook. “Solo tengo esta red social y es por mínimo contacto, me seguirán 10-12 personas y todos son familia y amigos”, dice. Fouce explica al respecto que las tecnologías están integradas en nuestra vida, que sería inconcebible vivir sin ellas. “Serías un marciano”, dice. Aunque, aclara, que el auge de las adicciones es la respuesta a esa necesidad de vivir con redes.
"Te crees que tienes muchos amigos, pero detrás de la pantalla es muy distinto", dice Marta
Según Alejandro Polanco, experto en tecnologías, las videoconferencias y chats han sustituido, en ciertos ámbitos, una conversación telefónica tradicional y más una reunión presencial. “Hay personas que se aíslan, otras que han encontrado en ello una vía de escape o incluso una forma de mostrar su creatividad”, comenta.
El 100% de los entrevistados de la Generación Z prefiere emplear las redes sociales para transmitir lo que les molesta, mientras que los miembros de las otras generaciones consideran que “las cosas importantes hay que decirlas a la cara”. Esto ocurre, según Guillermo Fouce, porque las personas se sienten menos juzgadas si no ven al receptor, pero añade que “si realmente es importante y quieres conectar con el otro debes saber que el WhatsApp no te va a permitir las cosas que te permite la comunicación real. Es verdad que muchas veces con los jóvenes hay que trabajar mucho la reconexión o reconfiguración de sus relaciones”.
"Con los jóvenes hay que trabajar la reconexión de sus relaciones", dice Fouce
La digitalización de las conversaciones está tan integrada en las relaciones interpersonales de los jóvenes que reelaboran un mismo mensaje para cada individuo; es decir, prefieren comunicar lo mismo por mensajes privados para elaborar la información en función del destinatario, en lugar de enviarlo por el grupo de amigos. “Es una transformación de nuestro estilo de vida, no solo de nuestro estilo de vida comunicativo, sino de nuestra propia identidad”, dice Fouce.
Vivir en tiempos de redes
“¿Que si mis amigos lo saben todo de mí?”, pregunta Ana María de 60 años con las cejas levantas, “no, ni les importa”, se contesta; “no, ni mis amigas ni nadie porque hay cosas que son individuales de la propia persona”, añade Ana de 47. “Claro que sí”, dice Marta de la Generación Z; “Sí, y lo que no sabe uno lo sabe el otro”, explica Julio de la misma generación.
Guillermo Fouce expone que ahora la gente cuenta en las redes sociales su vida y esto ha transformado entre otras cosas, por ejemplo la definición que hacemos de nuestra privacidad. Lo público y lo privado ya no tienen los mismos límites que antes. “La aceptación se busca con los likes y la vida se cuelga en una red sin saber muy bien qué se está colgando”, aclara.
"La aceptación se busca con los likes", aclara Guillermo Fouce
“Ahora todo gira en torno a las redes sociales: sales a la calle y está todo el mundo que si colgando fotos, que si escribiendo un tuit…”, explica Eric, de la Generación Z. Yo creo que si a una persona de 15 o 20 años le quitas el móvil es como si le amputaras medio cerebro”, dice Juan Carlos, de la Generación de la Posguerra. Cuando los psicólogos hablan de adicciones especifican entre uso, abuso y dependencia.“¿Puedes vivir sin el móvil o sin la red social o el nivel de ansiedad que te genera es tan elevado que no puedes vivir con ello? Si eso es así, tienes un problema”, informa Fouce.
"Ahora todo gira en torno a las redes sociales", explica Eric
“Creo que se está perdiendo la capacidad de mirar a la cara”, lamenta José María, de la Generación de la Posguerra; “los jóvenes estamos pegados al teléfono porque no estamos en el lugar en el que queremos estar ni con la persona con la que queremos estar”, aclara Marta, de la Generación Z.
Los focos se apagan, el plató queda en penumbra y el sofá se tiñe de granate. Cerca de la puerta aparece una luz blanca: Eric está conversando a través de la pantalla…