Querido lector: 

 

Siempre dicen que el periodismo se basa en contar historias, pero nunca te explica cómo empezar la tuya. Supongo que lo mejor es presentarse: Soy Alba Bolsa Martín, autora de este proyecto periodístico. 

 

Pertenezco a la Generación Z y siempre he sido más de miradas que de WhastApp. Por eso, me preocupa que cambiemos el “¿nos tomamos un café?” Por un “luego te envío un mensaje”. 

 

Pertenezco a la Generación Z. La generación posmillenial, posbieber. Esa generación de nativos digitales, rápidos, interactivos, con poco nivel de atención, con no más vocabulario que los 280 caracteres de un tuit y que otorgan más poder a una imagen que a una palabra.

 

Nacimos con las redes sociales así que somos los padres del postureo y de la inmediatez. 

 

No leemos enciclopedias porque tenemos internet y somos tan impacientes que desconectamos a los treinta segundos. Sí, hay estudios. 

 

Nos informamos por Twitter o Instagram y bailamos a través de Tik Tok. Sonreímos en las fotos y editamos las imperfecciones a través de Photoshop.

 

Nuestros gurús son los youtuber. Son nuestros líderes de opinión. Les consultamos, seguimos, imitamos… Son nuestro ideal del éxito.  

 

Somos un hashtag… #impaciente, #healthy, #sonríe, #foto, #inmediatez…

 

Pero también somos la generación que lucha contra el cambio climático; que sale a la calle para manifestarse por el futuro; que emplea las redes para denunciar injusticias; que dona dinero a causas sociales; que estudia, aunque no haya trabajo; que hace voluntariados; que colabora con refugios de animales abandonados; que es irreverente, inclusiva, abierta; que difunde contenido que se hace viral porque es de interés global.  

 

Soy de la generación que se levanta cada mañana poniendo hashtag a las fotos y no a las personas.

 

Así que, ¿por qué etiquetarnos por imposibles? ¿Por qué no cambiar las cosas? ¿Por qué no cambiar el mundo? 

 

Los medios de comunicación tienen el poder de introducir temas en la opinión pública. Por lo tanto, deben aprovechar su poder e influencia para cumplir con la función social que se espera de ellos. 

 

Si conseguimos un equilibrio entre lo analógico y lo digital, habremos superado esta revolución y habremos conseguido enriquecernos como sociedad, porque hay que recordar que, como dijo Joseph Pulitzer: “el poder para moldear el futuro de una democracia estará en manos del periodismo de generaciones futuras”.